Saturday, April 25, 2009

El Románico de la Segovia Oriental

El este de la provincia de Segovia presenta un compendio de villas y de monumentos muchas veces obviados y marginados de las miradas de sus compatriotas, que se enmarcan en el llamado Románico Sur, o también el Románico de la que fuera la vieja Extremadura castellana. Miradas que suelen mirar a otros lugares de turísmo masivo dedicados al románico como el norte de Cataluña, las capitales emblemáticas del medievo o el extranjero. Sin embargo, que estas maravillas queden ocultas muchas veces permite que mantengan el encanto que tenían allá por aquellos siglos en los que los repobladores castellanos levantaban sus torres y tallaban sus piedras con esmero, impregnándo sus muros tanto del espíritu de su persona como de la vida y el mundo de su época.

Vamos a dedicarnos a ver una serie de poblaciones entre el margen izquierdo de la autovía del Norte y Segovia, partiendo de la pequeña iglesia de Castillejo de Mesleón, al borde del antiguo camino francés, hoy A-1, con la diferencia de que en estos días muy pocos reparan en su presencia: solo algunos repararán en su espadaña, que invita a aquel que se acerca a premiarlo con la sorpresa de ver su cabecera románica.

Más al sur se encuentran los dos Cerezo: Cerezo de Arriba , en el que nos pararemos en otra ocasión para ver su esbelta cabecera románica, y Cerezo de Abajo, cuya iglesia aún mantiene una portada románica que nos abre la ruta que corre por las faldas del Sistema Central hasta Segovia. Esta es la N-110, que tomamos pasando por Siguero, Sigueruelo, Casla y Prádena hasta llegar a la pequeña Arcones. Su iglesia de San Miguel aún conserva su triple cabecera románica, como su pila bautismal. En la capilla derecha podemos encontrar un capitel que presenta una cruz de San Juan (que no templaria, como tanto palurdo ve hoy día suelta al buscar el grial, el aquelarre y al priorato de Sión), aunque el ábside central ha quedado, que se puede ver en la sacristía, ha quedado resguardado del exterior por la posterior reforma del templo.

Nos desviaremos de Arcones hacia Pedraza de la Sierra, ciudad de los Velasco famosa por mantener su perfil medieval castellano sobre una meseta, rodeada por una muralla que
desde mi ver nada tiene que envidiar a otras, ni mucho menos a las supuestas ciudades medievales artificiales y románticas como Carcassonna. Aquí la afluencia de turismo es evidente, masiva por el aire encantador que le da su característica plaza mayor, su puerta monumental de entrada, sus iglesias y ermitas y, ante todo, el castillo de los Velasco, en cuyo interior los hijos del rey de Francia, tras Pavía, estuvieron presos y que a la vez guarda el museo de Zuloaga, ya que esta fortaleza fue comprada al igual que restaurada por el célebre pintor. Como curiosidad, la bandera de esta población (cruz amarilla sobre fondo rojo carmesí, dividiendo el espacio en cuatro campos, al estilo de otras banderas europeas como la finlandesa, la noruega o la inglesa) constituyó una de las cuatro propuestas para ser la bandera de la I República.

De Pedraza, que bien requiere una mañana para su visita, nos vemos obligados a dejar para otra ocasión la vía que lleva a Lavelilla-Revilla, pues a medio camino entre Orejana y Revilla se encuentra la románica iglesia porticada de San Juan de Orejana, que bien merece una visita como magnífico ejemplo del románico de esta zona. Ésta quedará a nuestras espaldas al tomar la dirección de Lavelilla a Valle de San Pedro, volviendo a la N-110. El motivo es poder visitar la iglesia de Nuestra Señora de las Vegas, románica, porticada y solitaria como la de San Juan de Orejana, solo acompañada por un viejo roble. Su rica portada policromada, el repertorio iconográfico de sus capiteles y canecillos, o las imagenes del Arcángel Gabriel y María merecen su atención. Todas las iglesias de esta zona, además, conservan en estado excelente tanto sus tallas como el entorno de las propias iglesias. De aquí seguiremos al sur, hacia La Salceda, pasando por Valle de San Pedro, que conserva en su iglesia de San Pedro una portada románica similar a la de la ermita de Sepúlveda, para llegar a Sotosalbos. Ésta cuidada población presenta la soberbia iglesia de San Miguel, románica hasta la médula, cuyos relieves probablemente son los más ricos de la zona: además de una portada característica de la zona, su pórtico presenta numerosos relieves decorativos desde los capiteles a las juntas de los canecillos, que retratan la vida diaria de la época, la presencia de la frontera en sus vidas y toda una serie de labores y personajes que vienen a llevar a las tres dimensiones lo que en los códices medievales aparece ricamente pintado. Y su interior muestra una cabecera que conserva los frescos de un Pantócratos junto a los evangelistas, de los cuales solo queda el Toro alado de San Lucas.

De Sotosalbos podemos dirigirnos, pasando por Pelayos del Arroyo (con la destacable iglesia románica de San Vicente) a La Cuesta, al norte, coronada por la iglesia románica de San Cristóbal. Sus canecillos y su portada siguen representando la temática fronteriza y rural de la zona, pero lo más interesante que nos pareció de ella es su pila bautismal, de pieza única como todas las de esta región, que en su borde representa diferentes cabezas de personas junto con la figura completa de santos, como la que por su llave nos muestra a San Pedro, y que vienen a ser miniaturas de aquellas que vemos en los fustes de los pórticos (El de Santiago de Compostela es el más familiar al lector general). Su retablo renacentista merece ser citado también.

Tenzuela con su preciosa iglesia porticada y Torreiglesias con su cabecera románica quedarán para otra ocasión al desviarnos a Caballar, situado a los pies de la alta iglesia de La Asunción. No solo destacamos de ésta su repertorio iconográfico exterior, sino la portada interior resguardada por un pórtico cerrado que presenta un ventanal tripartito que bien nos puede recordar al famoso símbolo de Asturias. Su única nave interior es una verdadera joya, presentándonos la pureza de este arte segoviano con su ábside románico liberado de añadidos posteriores. Señalamos no solo su pila bautismal, sino uno de los capiteles de su presbiterio, que muestra un jinete con un azor en su brazo: es la escena de caza tan repetida aquí y que a la que tantos libros medievales se dedicaron. Recordemos la fundación de Ávila sobre el lugar que eligieron estos 'cazadores', a modo de los viejos augures romanos.

De aquí iremos directamente a Turégano con la característica y robusta fortaleza que preside el pueblo, que conserva en su iglesia de Santiago la cabecera románica y la pila bautismal de lo que fue su estructura original. De nuevo, las luchas de guerreros cubiertos por cota de malla aparecen aquí. Dentro del castillo podemos ver, de la misma forma, la primitiva iglesia románica sobre la que se estructura el castillo, conservando su suelo original, la policromía de varios de sus capiteles y sus tres naves románicas, aunque modificadas las laterales en su altura y la central en su retablo por las reformas posteriores (de hecho, dentro de la fortaleza en sí se ven los restos de los capiteles y los arcos empotrados en varios de sus muros y pasillos). Es el típico ejemplo de iglesia interior en fortaleza, que nos recuerda lejanamente, en el espítiru con el que fue construido, a la iglesia interior del magnífico y emblemático castillo románico aragonés de Loarre.

Luego, en Muñoveros, la iglesia de San Félix Mártir, donde está enterrado el comunero Juan Bravo, a pesar de no tener nada más que un resto románico exterior, el de su portada, ésta presenta una curiosa decoración en base a cabezas de diferentes personajes, como reyes, en el arco de entrada, y que todavía conserva policromía. De esta villa iremos a San Pedro de Gaillos por la SG-2311, para poder observar con el detenimiento necesario su mejor tesoro, la iglesia de San Miguel, porticada y con una decoración que viene a seguir la de Sotosalbos, más simplificada pero no por ello menos destacable, pues dos de sus capiteles destacan con creces: uno, el de guerreros en combate a pie, a una escala mayor de la normal, con escudo de lágrima y cota de malla completa que se conserva en muy buen estado como juzgan sus detalles. Otras capiteles muestran, con un detalle excelente, las plumas de varias arpías, o la adoración de los Reyes Magos, que no es sino una ilustración de códice lleva a da escultura, o la excelente cara de un ángel. Su puerta de entrada está enmarcada con una decoración en sus arcos extraordinaria, ya que presenta motivos regulares dispuestos de una forma que no he visto en otra iglesia románica.

Antes de acabar el día y volver a la autovía merece la pena seguir por la CL-112, continuando hacia el este, para poder ver aunque sea por fuera el castillo mudéjar del viejo condado de Castilnovo, hoy en manos privadas de una asociación. La tierra de Sepúlveda dará para otra entrada, pues solo con ésta se puede observar el enorme conjunto patrimonial que poseen estas tierras y que, con el tiempo y poco a poco, se va intentando conservar y recuperar (por ejemplo, la iglesia de Castillejo de Mesleón posee un pórtico románico que está privado a nuestros ojos por encontrarse desmontado utilizándose sus sillares y molduras en los propios muros del pórtico actual). Una riqueza que es un ejemplo más del enorme patrimonio, escondido y en parte olvidado más allá de los pocos habitantes que viven con ellos, que posee Castilla y León. Con objeto de darlo a conocer en esta Semana Santa de 2009 se abrieron las puertas de numerosas iglesias sorianas y segovianas, en una serie de tres rutas que, en parte, vienen a coincidir con algunos de los puntos que hemos señalado y que señalaremos cuando comentemos el área de Sepúlveda. Una pena que uno conozca estas rutas cuando se halla visitando una de las iglesias incluidas, pero esto no es ni más ni menos que el fruto del desprecio que muchas veces se hace al interior de la Península, recogido de una cultura que cada vez enseña menos a valorarlo, y que a pesar de ello las gentes castellanas y leonesas se están levantando para darlo a conocer dentro de sus limitados medios, cuidando con esmero su patrimonio muchas veces sin otra ayuda que la de su propia voluntad.

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